jueves, 5 de enero de 2012

El recipiente de lagrimas de Dios

Me consuela saber que Dios no es una enorme computadora sino una Persona con sentimientos y emociones, una imagen de mí mismo, pero infinitamente más grande y perfecta. Él ama, , se apiada, y se compadece. Nada da mayor prueba de su gran corazón compasivo que las palabras de David, “Pon mis lágrimas en tu redoma (odre). ¿No están ellas (escritas) en tu libro?” (Salmo 56:8 – RVR). Dios tiene un recipiente personal de lágrimas para cada uno de sus hijos; por lo tanto, no experimentamos pena que él no vea ni lágrima que no registre. Algunas veces lloro en público y otras en privado, pero ya sea en privado o en público, Dios recoge mis lágrimas y las guarda.

¿Por qué conserva Dios mis lágrimas y anota mis penas? Sólo puedo llegar a una conclusión – las guarda para un mañana. Debe haber algún día en el futuro cuando Dios dejará de recoger mis penas y comenzará a recompensarme por ellas. Mi sufrimiento tiene un propósito. El “odre” de lágrimas es un recipiente con marcas de medición para indicar qué tan lleno y completo ha sido mi sufrimiento.

¿Qué tan lleno está mi recipiente personal de lágrimas y que ahora está en las manos del Señor? Tal vez nunca llegue a estar tan lleno como el de Jeremías, quien se preguntaba si “hay dolor como el dolor que me ha sobrevenido” (Lamentaciones 1:12); o como el de Pablo, quien se “gloriaba” en sus sufrimientos por causa de Cristo (2 Corintios 11:18, 23); y ciertamente no como el de Cristo, cuyo recipiente de lágrimas fue lo suficientemente grande como para contener las lágrimas de todo el mundo. ¿Acaso lloro sobre mis propios pecados como lo hizo Job? ¿Acaso se ha roto mi corazón por la dureza de los hombres como le sucedió a Ezequiel?

Un día, Dios me devolverá mi recipiente de lágrimas – ya sea que esté lleno o a medias – y entonces tendré el privilegio de hacer lo que hizo aquella mujer: derramarlo sobre los pies de aquél que recoge y recompensa mis lágrimas (Lucas 7:36-38). Entonces él enjugará toda lágrima de mis ojos para siempre (Apocalipsis 21:4).

“Jehovah tu Dios está en medio de ti: ¡es poderoso; él salvará! Con alegría se regocijará por causa de ti. Te renovará en su amor; por causa de ti se regocijará con cánticos” (Sofonías 3:17).

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